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Writer's pictureWilliam Albrecht

La virginidad perpetua de Santa María examinada


La virginidad perpetua de Santa María examinada


La doctrina de la perpetua virginidad de la Virgen María ha sido un tema de profundo interés en la teología cristiana desde los primeros siglos del cristianismo. Esta doctrina sostiene que María fue virgen antes, durante y después del nacimiento de Jesús. A lo largo de la historia, han surgido tres visiones principales respecto a esta doctrina: la visión Epifaniana, la visión Jeronimiana y la visión de Helvidio, considerada herética.


La Visión Epifaniana

San Epifanio de Salamina, uno de los primeros Padres de la Iglesia, defendió vigorosamente la perpetua virginidad de María. Según la visión epifaniana, María permaneció virgen toda su vida, y los "hermanos" de Jesús mencionados en las Escrituras no eran hijos biológicos de María, sino parientes cercanos, posiblemente primos. Epifanio argumentaba que el término "hermano" en la cultura judía de la época se utilizaba de manera amplia para referirse a diversos grados de parentesco.


La Visión Jeronimiana

San Jerónimo, otro destacado Padre de la Iglesia, también defendió la perpetua virginidad de María. La visión jeronimiana se alinea estrechamente con la epifaniana en que ambos sostienen que María no tuvo otros hijos aparte de Jesús. San Jerónimo polemizó fuertemente contra Helvidio, quien negaba la perpetua virginidad.

Su análisis detallado del griego de los Evangelios le permitió ofrecer una interpretación convincente y sólida de los llamados "hermanos" y "hermanas" de Jesús mencionados en las Escrituras. Basado en su conocimiento del griego y su comprensión del contexto cultural y lingüístico, Jerónimo concluyó que estos términos no se referían a hermanos biológicos, sino más bien a primos o parientes cercanos.


El Contexto Lingüístico y Cultural

En el Evangelio de Marcos 6:3, se menciona a los "hermanos" de Jesús: "¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas?" A primera vista, la lectura de este pasaje puede sugerir que Jesús tenía hermanos biológicos. Sin embargo, San Jerónimo, con su profundo conocimiento del griego, argumentó que la palabra usada para "hermanos" en este contexto, "ἀδελφοί" (adelphoi), tiene un rango más amplio de significados en el griego koiné, el griego común en el cual se escribieron los Evangelios.


El Término "Syngenis"

San Jerónimo se enfocó en el uso del término "συγγενής" (syngenis) en los Evangelios, particularmente en Marcos 6:4. Este término griego, traducido generalmente como "pariente" o "cousin", no necesariamente implica una relación de hermanos biológicos. En el griego koiné y en la tradición judía de la época, "syngenis" se utilizaba para describir a una variedad de parientes, incluyendo primos, sobrinos y otros familiares cercanos.


La Interpretación de San Jerónimo

San Jerónimo argumentó que el uso de "adelphoi" en Marcos 6:3 debía entenderse en este contexto más amplio. Jerónimo defendió que los "hermanos" y "hermanas" de Jesús eran, de hecho, primos o parientes cercanos. Esta interpretación es coherente con el uso de la terminología familiar en las Escrituras y la cultura judía, donde no existía una palabra específica para "primo" y, por lo tanto, los términos para "hermano" se usaban de manera más flexible.


La Visión de Helvidio

Helvidio, considerado un hereje por la Iglesia, sostenía que María tuvo otros hijos después de Jesús, lo cual contradecía la enseñanza de la perpetua virginidad. Helvidio interpretaba los "hermanos" de Jesús mencionados en el Nuevo Testamento como hijos biológicos de María y José. Esta visión fue ampliamente rechazada por los Padres de la Iglesia.


La Reconciliación de las Visiones Epifaniana y Jeronimiana

Tanto la visión epifaniana como la jeronimiana son reconciliables con la idea de que María permaneció virgen perpetuamente. Ambas interpretan los "hermanos" de Jesús de manera no literal y afirman la santidad y pureza de María a lo largo de toda su vida. Estas interpretaciones se basan en una comprensión contextual de los términos y en la tradición oral y escrita de la Iglesia primitiva.


La Inexistencia de Padres de la Iglesia que Negaran la Perpetua Virginidad

Es significativo señalar que ningún Padre de la Iglesia reconocida negó la perpetua virginidad de María. Esta unanimidad entre los primeros teólogos y líderes de la Iglesia refleja la firmeza con que esta doctrina fue sostenida y defendida en los primeros siglos del cristianismo.


La Problemática Visión de Helvidio

La visión de Helvidio no solo es problemática por su contradicción directa con la enseñanza tradicional de la Iglesia, sino también porque aquellos que solían negar doctrinas fundamentales, como la plena divinidad de Cristo, también tenían una mariología defectuosa. La negación de la perpetua virginidad de María por parte de Helvidio fue vista como parte de un patrón más amplio de herejías que buscaban socavar aspectos esenciales de la fe cristiana.


La Creencia de los Primeros Reformadores

Incluso los primeros reformadores protestantes, como Martín Lutero, Juan Calvino y Ulrico Zuinglio, creían en la perpetua virginidad de María. A pesar de su ruptura con la Iglesia Católica en otros aspectos, estos reformadores mantuvieron esta doctrina apostólica. Sin embargo, con el tiempo, muchos de los movimientos reformadores modernos han abandonado esta y otras enseñanzas tradicionales, alejándose de las creencias que incluso sus propios fundadores sostenían.

En conclusión, la doctrina de la perpetua virginidad de María ha sido una piedra angular de la teología cristiana desde los primeros días de la Iglesia. Las visiones epifaniana y jeronimiana, aunque diferentes en algunos aspectos, ambas sostienen la integridad de esta doctrina. La visión de Helvidio, por otro lado, no solo fue considerada herética, sino también incoherente con el entendimiento más amplio y profundo de la fe cristiana. La consistencia en la defensa de esta doctrina a lo largo de los siglos y su aceptación incluso por los primeros reformadores, subraya su importancia y legitimidad dentro del cristianismo histórico.


-Albrecht

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